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El enemigo # 1 de los niños

El enemigo # 1 de los niños

Imaginemos estos escenarios:

  • Un bebé de 9 meses, irritable, llorando, no quiere comer ni jugar, es difícil calmarlo.
  • Un pequeño de 2 años, teniendo una rabieta en la noche o totalmente hiperactivo, saltando por los muebles de la sala sin dar señal de querer dormir.
  • Un niño de 7 años en el salón de clases desatento, con dificultad para aprender, con poco ánimo para trabajar.

¿Qué factor pueden tener en común estas tres situaciones?

Seguramente coincidimos en que estos pequeños están cansados! Sí, el agotamiento es el enemigo # 1 de los niños.

Un niño que no duerme lo suficiente tendrá afectaciones en su funcionamiento en el día, en su estado de ánimo, su humor, en su energía física y mental, en su capacidad de aprendizaje, incluso en la facilidad para conciliar el sueño y mantenerse dormido en la noche.

Hemos escuchado tantos mitos sobre el sueño:

“No le dejes hacer siesta a tu bebé, porque así dormirá mejor a la noche”.

“Agótalo durante el día para que duerma mejor”.

“Mantenlo despierto y activo hasta altas horas de la noche porque así caerá rendido y no se despertará de noche”.

La verdad es que sucede todo lo contrario!

Existen dos factores claves para evitar la acumulación de cansancio en los niños: respetar las siestas y acostarlos temprano.

El sueño produce sueño. Mientras mejor duerma un niño sus siestas en el día (según su edad), mejor dormirá en la noche. El sueño diurno es imprescindible para impedir que el niño acumule cansancio. Las siestas son sumamente importantes para el bienestar y desarrollo físico y cognitivo de tu hijo. Tener las horas de sueño necesarias durante el día le ayuda a sentirse mejor, a aprender mejor, a estar más alerta, retener nueva información más fácilmente e interactuar mejor con otras personas. De lo contrario, tu bebé estará irritable, cansado y tendrá problemas para dormir a la noche. Estará “sobre fatigado” y le será más difícil calmarse y dormir. Unas siestas de buena calidad y adecuada duración asegurarán que en la noche él pueda dormir muchísimo mejor.

¿Cuántas siestas debería dormir mi bebé? Es una pregunta que recibo con frecuencia en mi consulta. Depende de la edad de tu hijo. El sueño es una necesidad evolutiva, y conforme el niño crece, necesita menor cantidad de siestas en el día, pues se consolida su sueño en la noche, pareciéndose poco a poco al sueño del adulto. Lo importante es estar atento a las señales de cansancio de tu hijo y a cuánto tiempo despierto ha pasado. Y si fue un “mal día de siestas”, lo mejor sería adelantar la hora de dormir.

Acostarlos temprano es una “regla de oro” para evitar el agotamiento en los niños. Si uno no aprovecha esa “ventanita” de sueño para acostarlos, y deja que sus niños se queden despiertos hasta altas horas de la noche, los niños se “vuelven a activar”, están de mal humor o con muchísima energía. Su cuerpo ha generado incluso más cortisol para aguantar despiertos. Lo ideal sería acostar a los niños pequeños entre 6h30 y 8 pm máximo. Esto para poder asegurarnos de 10 a 12 horas de descanso a la noche.

¿Consecuencias de no dormir lo suficiente? Si un niño no está durmiendo lo necesario, seguramente su sueño no será tranquilo a la noche. Pueden incluso aparecer trastornos como las pesadillas y terrores nocturnos, que interfieren con su sueño tranquilo. Estos episodios pueden mejorar enormemente procurando que en el día el niño haga sus siestas adecuadamente y que en la noche se acueste temprano.

Asegurar que tus hijos duerman lo suficiente es brindarles las mejores herramientas para su desarrollo. Como el Dr. Marc Weissbluth, autor de Healthy Sleep Habits, Happy Child, menciona: “El sueño es la fuente de energía que mantiene a tu mente alerta y calmada. Cada noche y en cada siesta, el sueño recarga las baterías del cerebro. Dormir bien aumenta el poder del cerebro, al igual que levantar pesas fortalece los músculos. Dormir bien incrementa los períodos atencionales y te permite estar físicamente relajado y mentalmente alerta al mismo tiempo. Así estarás en tus mejores condiciones”.

Entonces, la próxima vez que tu hijo atraviese una escena como las que describimos al inicio, analiza cómo está durmiendo tanto en el día como la noche. ¿Es necesario realizar algunos ajustes? Si necesitas una guía más personalizada para tu caso, no dudes en contactarme.

dani@duermebebe.com