¿Por qué mi bebé no duerme?

Recuerdo como me estremecía de frustración cada vez que alguien me preguntaba: “¿Cómo está durmiendo Olivia?”. Optaba por quedarme callada. Había intentado muchas cosas: darle de comer más cantidad antes de dormir, acostarla más tarde, bañarle en agua de lechuga por sugerencia de mi abuelita, hacerle masajes, dormir con ella, cansarla durante el día y no dejar que tome siestas, mecerla hasta que se durmiera… Sin embargo, ya tenía más de 1 año y ¡se seguía despertando 7 u 8 veces cada noche! Realmente estaba agotada. Por un lado, mi hija no estaba teniendo el descanso que necesitaba para su adecuado desarrollo. Y, por otro, la acumulación de cansancio estaba afectando mi salud, mi funcionamiento en el día, y ¿por qué negarlo? mi estado de ánimo, mi humor y mi paciencia! Quería con todas mis fuerzas que mi hija pudiera dormir mejor y que todos en la familia descansáramos. ¿Qué es lo que fallaba?

Todos tenemos estrategias que nos ayudan a conciliar el sueño cada noche. Tenemos una rutina que acostumbramos hacer, incluso sin pensar, porque nos ayuda a hacer la transición de las ocupaciones del día al descanso de la noche.

La mayoría de nosotros tenemos una posición favorita en la que nos acomodamos para dormir. Otros necesitamos siempre un vaso de agua en nuestro velador. A otros les gusta escuchar música, tomar un té o leer un libro. Todas estas son estrategias para dormir. Hábitos que hemos fortalecido de los que somos muy protectores.

Lo mismo sucede con los bebés y los niños. Muchos padres que no han dado a sus hijos la oportunidad de desarrollar una estrategia propia para dormir, se preocupan porque su bebé solo puede conciliar el sueño tomando biberón, lactando, con el chupón, o meciéndolo y paseándolo hasta que se duerma.

Sin embargo, al ofrecer siempre estas ayudas externas, los padres están reforzando en sus hijos la asociación de necesitar permanentemente aquel estímulo para dormir. Y esa es la razón por la que un bebé no duerme bien.

Muchos despertares nocturnos son muy comunes en bebés que no han desarrollado estrategias propias para dormir y que dependen siempre de una ayuda externa. Todos nos despertamos varias veces a la noche, cada vez que se termina un ciclo de sueño. Pero nos volvemos a dormir acomodándonos, dándonos la vuelta, etc. y muchas veces ni nos damos cuenta de esto. El problema está cuando un niño depende de una ayuda externa para dormir, pues no sabe cómo conciliar el sueño nuevamente y conectar ciclos de sueño solo. Entonces, cada vez que se despierta en la noche, y ya no está aquella ayuda, se despierta completamente y llora para que se le vuelva a dormir. No es que el bebé se despierta a propósito tantas veces a la noche. Es que no sabe cómo conciliar el sueño nuevamente sin la ayuda de sus padres.

Afortunadamente, sí hay algo que hacer.  Hay muchas maneras de darles a nuestros hijos las herramientas que necesitan para dormir de manera independiente, incluso desde una edad muy temprana. Los bebés son capaces de conciliar el sueño por sí mismos, también de dormir toda la noche cuando estén listos para hacerlo. El aprender aquellas destrezas desde pequeños hará que la hora de acostarse y las noches no sean algo a lo que muchos padres temen, sino que lo disfruten. La hora de dormir debería ser un momento agradable y de tranquilidad para toda la familia.

Un niño bien descansado, es un niño más alegre y saludable. Una mamá y un papá más descansados, son más felices también!